Todo comenzó una tarde
cualquiera... Le dije a mi mamá que me ayude a arreglar la ropa de Luciano y a
guardar lo que no le quedaba (que ahora lo hago casi todas las semanas, que bárbaros
para dejar ropa, ¿no?) y saqué un pantaloncito corduroy, lo miré y me di cuenta de cuanto tiempo había pasado desde la última vez que lo había usado, y todo empezó.
¡Ohhhh! ¡mira mamá! (con cara de ¡necesito un babero!) ¿te acuerdas cuando le puse este pantalón? Si claro hijita, se veía tan churro (al pobre se le chorreaba por todo lado, sus piernitas a las justas llenaban la mitad del pantalón, pero se veía tan chuuurro!) jajaja
Y fue cuando descubrí que no sólo me acordaba de lo "lindo" que se le veía con su ropita, sino que aparecían en mi memoria una serie de recuerdos
asociados a ella. ¡Por favor díganme que también les ha pasado! Esa nostalgia mezclada con emoción y hasta esa especie de hincón en el pecho cuando tenemos en nuestras manos el primer pantaloncito, las medias chiquititas, el primer interior o la chompita que tejimos, son tantas cosas las que sentía en ese momento, mis ojos estaban puestos en la ropita pero mi mente y mi corazón estaban volando dos años atrás y podía, hasta sentir el aroma fresco y dulce de bebé... empecé a recordar anécdotas relacionadas con la ropita: Ay, ¿te acuerdas? se lo pusimos en su primera salida al doctor y le quedaba enorme jajaja y mira este otro, no se lo quería sacar nunca jajaja y ese de al fondo ¿puedes creer que le haya quedado? ahora no le entraría ni en la punta del dedo del pie jajajaa... y así fue con cada cosa que queríamos guardar...
... ¡Como las babitas! ¿No les hacen acordar a todos esos primeros días tratando que salga el famoso chanchito? Yo recuerdo que sufría, no salía y llegaba mi mama, lo cargaba y en un minuto ya no había chanchito PLOP, sentía impotencia, frustración, enojo conmigo misma, miraba a mi mamá y le decía “es que yo no sé ser mamá” buaaaa y lloraba (producto de las hormonas claro, yo no soy llorona! Amor no respondas, no es una pregunta ah! jajajaja) pero luego poco a poco empecé, con el paso de los días (semanas) a lograr que botara su chanchito conmigo, ya sabía cómo y me sentía como la mujer más poderosa del mundo ¡Podía hacer que mi hijo bote chanchito! Jajajaa… también me hicieron recordar mi manía porque lo cargaran con la babita en el pecho y si podía ponerles una sábana encima, mejor, era un poco paranoica al comienzo (está bien, está bien, todavía lo soy, un poco! Jajajaja)
... ¡Como las babitas! ¿No les hacen acordar a todos esos primeros días tratando que salga el famoso chanchito? Yo recuerdo que sufría, no salía y llegaba mi mama, lo cargaba y en un minuto ya no había chanchito PLOP, sentía impotencia, frustración, enojo conmigo misma, miraba a mi mamá y le decía “es que yo no sé ser mamá” buaaaa y lloraba (producto de las hormonas claro, yo no soy llorona! Amor no respondas, no es una pregunta ah! jajajaja) pero luego poco a poco empecé, con el paso de los días (semanas) a lograr que botara su chanchito conmigo, ya sabía cómo y me sentía como la mujer más poderosa del mundo ¡Podía hacer que mi hijo bote chanchito! Jajajaa… también me hicieron recordar mi manía porque lo cargaran con la babita en el pecho y si podía ponerles una sábana encima, mejor, era un poco paranoica al comienzo (está bien, está bien, todavía lo soy, un poco! Jajajaja)
Me senté en el suelo y le pregunté a mi mamá: ¿te acuerdas como eran las cosas hace tieeeeempo
cuando nació Luciano? (y sólo han pasado DOS años - PLOP!, yo siento que ha
pasado toda una vida) jajajaja y empezamos a nadar en hermosos recuerdos y digo
nadar porque no sé cómo arreglando la ropa que ya no le quedaba terminé
recordando la tina donde lo bañaba, ¿te acuerdas mamá? Ohhhh era tan
chiquitito, tanto que me daba
miedo bañarlo y lo hacía César (y yo sospechaba que el tenía una
familia numerosa escondida en algún lugar de la tierra porque el primer día que
llegamos a la casa lo bañó con una familiaridad de aqueeellas jajajaja) y así
estuvimos todo el primer mes, hasta que me tocó aprender a bañarlo a la fuerza,
porque a César se le acababan las vacaciones jejeje… Pensaba que era tan “rompible” tan frágil,
tan suave, recuerdo que tenía muchos miedos sobre el baño, si le caía agua en
la carita y se ahogaba, si le entraba agua a su oído, si estaba muy caliente o
muy fría, si después le daba aire, si esto o si aquello, pobre mi esposo, a cada
movimiento que el hacía bañándolo yo decía “cuidado” jajajaja… lo debo de haber torturado, (no hay opción a
reclamo después de dos años ah! Jajaja)... para cambiarle el pañal tenía que limpiarlo con algodón y agua caliente...aish cuantas cosas!
...Ya, ya concentrémonos en guardar
la ropita, me escuché diciendo y en eso,
agarramos unas mini medias (que aún no puedo creer que las haya usado mi hijo) y un
short que le puse en algún momento del verano y nos llevó (no sé cómo) a
acordarnos de las salidas! Las primeras y siempre recordadas salidas, aquellas
en las que llevaba el armario de mi hijo y la cocina entera metidos en el
maletín del bebé, es que era una guardería andante y hasta conversaba conmigo misma mientras preparaba el maletín (por eso no me gustaba que me interrumpieran
mientras lo armaba pues!!! Jajajaja): ¿Ropa?, un par de mudas por si acaso, pero
mejor 3 porque vaya a ser que se moje las dos primeras. ¿Una chompita por si hace frío o mejor una
casaquita por si hace mucho frío? No,
mejor las dos, una nunca sabe. Dos chupones por si uno se le cae, aunque tiene
el sujetador... uhm, no, mejor llevo dos. Pañales ¿Cuántos llevaré? (No sé por qué me
acostumbré a llevar 10 pañales, SI 10 pañales, creo que porque era un número
par jajaja) los de siempre, pañitos, crema para la escaldadura, un par de
medias (por si se las moja, uhm, pero si aún no camina ¿y si se orina? mejor las
dos medias, bloqueador, repelente, ahh babitas, un par, mejor 3 por si vomita y así la lista era inmensa... y todo eso era para irme a la casa de mi mamá o de mi suegra sólo por... DOS HORAS jajajajaja….
Y la ley de Murphy que nunca me abandonaba, cuando
no llevaba nada de mi súper lista, se orinaba, vomitaba, o lo que fuera y
cuando llevaba todo, no necesitaba nada!
¿Por qué????? Jajajajaja… hasta ahora me
pasa con el coche, cuando lo llevo quiere estar corriendo por todos lados,
jugando, saltando, brincando y nosotros terminamos paseando al coche y
persiguiendo al bebé (o por último lo usamos como carrito de compras jajajaja)
y cuando no lo llevo, el pequeño se duerme o simplemente no quiere caminar,
quiere su coche… ¿Quién los entiende? Jajajaja…
Cada cosa que iba descubriendo ¡Me
contaba una historia! Y
Y así mi “tarde” de guardar la ropa fue casi eterna y ¿qué creen? al final… ¡No
guardé nada! jajajaja pasaron, literalmente, horas, me tenía que ir a la
universidad y no había guardado nada… Así que prometí otro día intentar guardar
todo de nuevo… Pero me quedé con una
fantástica tarde de cuento, llena de recuerdos. No tenía idea que se pudiera
sentir tantas cosas al ver algo tan simple como una ropita… debe ser parte de la magia de ser mamá, esa cantidad de recuerdos que acumulamos y que de pronto son parte de nuestra vida y de nuestras... HISTORIAS DE MAMÁ!
Luciano queriendo ponerse su ropa... dos años después! ... "No me queda mami" jajaja
Espero que les guste y que compartan conmigo sus historias de mamá, las cosas que les hacen recordar esos momentos únicos y hermosos con sus bebés en casa cuando eran pequeñitos...
Un beso!

No hay comentarios.:
Publicar un comentario