Desde que
Luciano nació tuvo mamitis, dicen… será
que estuvo 8 meses dentro de mi vientre latiendo con mi corazón, alimentándose
de mí y escuchando mi voz, mis canciones y mis historias todo ese tiempo los 240
días que fuimos uno? Que quiere decir la palabra mamitis? No saben cuántas veces escuchaba cuando Lu
era pequeñito que tenía mamitis, que le iba a hacer daño cuando sea grande, que
iba a impedirle sociabilizar con otros niños, que no iba a poder dormir solo
¿Qué, acaso sigue durmiendo contigo? Que no iba a poder comer solo, que cuando
vaya al nido iba a llorar mucho por no poder separarse de mamá, que yo no iba a
poder tener vida por estar pegada a él todo el día, que me fuera y no le dijera
que me voy, que me esconda para que no me vea irme, que lo deje llorar si
llora, que no lo cargue mucho porque eso aumentaba la mamitis y la dependencia
de brazos, que es un llorón, un engreído y un malcriado porque quiere estar con
mamá todo el tiempo, que él tiene que ser independiente… y todas esas cosas que
nos dicen a las mamás primerizas verdad? Que en definitiva la mayoría son en
buen sentido y sin mala intención, pero vamos, a veces es mejor no decirlas ¿no
creen?
Pero voy a
contarles mi experiencia con la mamitis y todo lo que menciono arriba, primero
la mamitis es un término utilizado en adultos, que luego fue tergiversado y
adaptado a los niños. Que no iba poder sociabilizar con otros
niños: Luciano es recontra sociable, hace más amigos que los que ha hecho su
mamá en toda su vida. Que no iba a poder dormir solo: Luciano ahora pide que lo
lleven a su cama a dormir (y eso que tiene “mamitis”). Que no iba a poder comer
solo: ahora agarra su tenedor y su cuchara y no deja que mamá le dé así se
le caiga media cuchara al piso. Que cuando vaya al nido iba a llorar mucho,
pues fue uno de los pocos niños que no lloró cuando entró al nido (la que lloró
fui yo y a moco tendido, literalmente). Que no iba a tener vida por estar
pegada a él, pero si mi vida está a su lado, no quiero otra vida sin él y
crecen tan rápido que miles de momentos se pasan en un instante y no me quiero
perder ni uno. Que me esconda para que no me vea irme o que no le diga que me
voy: Luciano ahora, cuando le digo que me voy no llora y me dice ya mamá porque
sabe que regreso, nunca, desde que era pequeño me fui sin decirle que me iba
porque si no, en vez de no llorar, iba a crecer con la inseguridad de que su
mamá en cualquier momento desaparecía. Que lo deje llorar,
que no lo cargue, que es un llorón, un engreído y todo lo demás: a Luciano lo
cargo a cada rato pero lo ayudo a avanzar solo cuando lo necesita, lo dejo
llorar cuando hace pataletas, no cuando me está pidiendo que no me vaya o que
tiene sueño o hambre o que no le gusta un lugar, no creo que sea engreído por
eso.
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