La primera vez que Luciano se
cayó de la cama, lo llevé corriendo al pediatra desesperada, éste último me
miró con ternura y me dijo que ese era el primer golpe de muchos… y cual boca
de brujo así fue. Aprendí a vivir con
los golpes cuando empezó a caminar, a treparse por los muebles, a correr o cuando le agarró gusto al
scooter, aunque les confieso que mi corazón se hace chiquito y grande a la vez,
late fuerte y pega brincos cada vez que eso pasa, a veces parece que se va a
salir del pecho, pero lo peor de todo es que sé que no puedo evitarlos por
completo, a menos que me ate a su zapato o me convierta en su sombra (lo cual casi
casi he hecho por estos dos años sin mucho resultado, ya que igual se ha dado
varios trancasos contra la pared, el suelo, la mesa o la cama, y han sido tantos que ya he
perdido cuenta de los chinchones o moretones que he tenido que curar y de todas
las veces que me he puesto a llorar con él... Nadie me dijo que esto de ser mamá venía con pequeños
pre infartos diarios.
La semana pasada fue la peor
caída que Lu ha tenido hasta el día de hoy y les confieso que me paralicé, no
se lo dije a nadie pero sentía que las piernas me temblaban y tenía un montón
de miedo, la respiración se me iba cortando por momentos y sólo quería
abrazarlo y llorar, llenarlo de besos y que nada le pase. Estábamos en la casa
de playa de mi cuñada y por bajar las escaleras (supongo que rápido) se
tropezó, y se cayó, no se rodó porque se estaba agarrando de la baranda y su
brazo se le atracó y eso lo detuvo, cuando corrí a abrazarlo (el estaba con su
tío y su mamá) le pregunté donde se había golpeado, al agarrar el lugar en su
cabeza que el señalaba casi me desmayo, nunca en mi vida había visto un chinchón
tan pero tan grande, no había pasado ni un minuto desde que el se cayó hasta
que yo llegué y le había salido un bulto como de centímetro y medio o dos, sin
exagerar.
Tengo que admitir que entré en
pánico, cuando estoy sola puedo reaccionar más rápido pero cuando estoy
acompañada me vuelvo una completa inútil. Empecé a llamar a mi esposo y salí
corriendo a buscar algo helado que ponerle en la cabeza. En ese momento le pusimos de todo,
hielo, carne helada, lavamos su cabeza en agua fría, papa partida por la mitad, monedas, apretando un poquito para que baje la inflamación, una vez que bajó un poco le
pusimos Hirudoid, el lloraba como descocido y yo con él por supuesto, pero luego de 5
minutos de ponerle todas esas cosas el chinchón bajó a la mitad.
En ese momento me acordé de lo
que hizo el pediatra la primera vez y empecé a preguntarle quien era, donde
estaba, que estaba haciendo, cuantos años tenía y todo lo que se me ocurría y
el iba respondiendo muy fácil. Finalmente, le pregunté si quería jugar y me dijo que sí, fuimos a jugar y no me
despegué de su lado por el resto del día. Me sentía culpable, a pesar de saber
que no es cierto, que puede caerse a mi costado, o al de César y que no lo
podemos evitar, aún así, me sentía sumamente culpable, sentía que yo debía de
haber estado con él ¡que sensación más fea!
Esa noche pensé en las recomendaciones del doctor de como actuar cuando se produce una caída o golpe fuerte y quiero compartirlas con ustedes. Primero debemos saber que no
podemos evitar todos los golpes, caídas, semicaidas, o heridas porque no somos super mamás (por más que quisiéramos) y además son parte
del proceso de exploración y crecimiento, pero lo que si podemos es saber que
hacer cuando eso pasa y como actuar.
- Tratar de estar tranquilas para transmitirle tranquilidad al bebé o pequeño, si nota que estamos nerviosas se pondrá igual (esa va pa mi!)
- Se debe poner inmediatamente hielo o carne helada en el chinchón o la parte golpeada, aplicando un poco de presión.
- Aplicar una capa de crema para golpes.
- Hacerles preguntas que tengan cierto tipo de razonamiento como quien es o cual es su nombre, donde está, que está haciendo, quienes son sus papás. Si el bebé aún no habla se puede hacer actividades de equilibrio como que camine para adelante o para atrás (si es muy pequeño consultar con su médico)
- Una vez que todo pasó el niño debe seguir con sus actividades normales como comer, jugar, pintar o lo que le gusté hacer y dormir siestas (no mayores a 40 minutos)
- Se debe tener en observación por 24 horas, dentro de las cuales de presentarse algún síntoma extraño como vomitos, naúseas, mareos, fiebre, escalofríos, sudor o cansancio desmedido se tiene que acudir a un centro médico de inmediato.
Espero que les sirva, pero más aún espero que no tengan que necesitarlo y si saben de alguna recomendación más, por favor compártanla conmigo también =)
Un beso grande!
¡Los quiero!
